lunes, 23 de abril de 2012

La ovejita

1, 2, 3, 10, 20, 60, 80, 97, 98, 99, ¿99? ¡¡ No puede ser, habré contado mal dijo!!
Y empezó otra vez a contar 1, 2, 3, 99.
No se había equivocado, le faltaba una. Había pasado todo el día llevando las ovejas a donde haya mejores pastos, donde puedan beber agua limpia y cristalina, muy atento estuvo para que ningún animal feroz se acerque a alguna de ellas y haga estragos.
Sin embargo le faltaba una. La tarde comenzaba a caer, las había reunido a todas para llevarlas al corral. Enseguida pensó: no puedo dejarla sola, tengo que ir a buscarla dentro de poco va a venir la noche y muy seguro que alguna fiera viéndola deambulando y desprotegida la ataque y la mate.
Rápidamente empezó a actuar, la impaciencia lo embargaba, junto a todas las demás ovejas y las dejo bien resguardadas y cuando las vio bien seguras dio media vuelta y con paso apresurado se fue a buscarla, camino por el desierto, cruzo arroyos, comenzó a subir la montaña, paso del otro lado, siguió su marcha nada lo hacia detener, pensaba que no iba a parar hasta encontrarla, siguió marchando, cada vez mas a prisa porque la noche ya llegaba.
Sus pasos eran firmes, sus oídos muy atentos, a lo mejor la sentía balar, tal vez estaría enganchada en algún arbusto De pronto a lo lejos en medio de un matorral ve que algo se mueve.
Sigilosamente se acerca y……allí la ve, atrapada, sin poder moverse.
Tiende sus manos, la toma en sus brazos, la abraza y vuelve por el camino. La lleva sobre su hombro para darle seguridad y protección. Muy presuroso vuelve al lugar en donde dejo a las otras ovejas, y a todas juntas las lleva al aprisco a resguardarlas de la noche. ¡Que alegría tiene el pastor! encontró la oveja, estaba tranquilo, todas estaban en un buen lugar. Cuantas veces como la ovejita nos fuimos apartando del redil, cuando nos dimos cuenta estábamos enredados en tantas cosas, que fueron tapándonos y apartándonos del Buen Pastor, pensábamos que solo podíamos salir, y cuando quisimos no fue posible, estábamos en una enredadera.
Pero ahí esta el amado Pastor, pronto para extender su mano, nos toma en sus brazos, nos abraza, si estamos heridos cura nuestras heridas y pone bálsamo a nuestro dolor, nos conduce por lugares seguros y nos guarda que las fieras no nos hagan daño.
Si todavía estas atrapado, no puedes salir y no puedes avanzar, deja y entrégate en las manos del Pastor de nuestras almas y El te conducirá por verdes pastos y el bien y la misericordia te acompañaran todos los días de tu vida.

El Plan del Amor

“Y añadió: ¡Qué buena manera tienen ustedes de dejar a un lado los mandamientos de Dios para mantener sus propias tradiciones! Por ejemplo, Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldiga a su padre o a su madre será condenado a muerte. Ustedes, en cambio, enseñan que un hijo puede decirle a su padre o a su madre: Cualquier ayuda que pudiera haberte dado es corbán(es decir, ofrenda dedicada a Dios). En ese caso, el tal hijo ya no está obligado a hacer nada por su padre ni por su madre. Así por la tradición que se transmiten entre ustedes, anulan la palabra de Dios. Y hacen muchas cosas parecidas.” Marcos 7:9-13 (NVI-1999)
Me encanta jugar basquetbol, y en honor a la verdad debo decir que no era tan mal jugador. Fue por eso que hace poco un joven se me acercó para pedirme consejos para poder tirar mejor el balón y anotar a la canasta. Lo hice con gusto y le enseñé lo que a mí me costó más de diez años en aprender en menos de 30 minutos.
Le explique primero lo que hice mal para que no cayera en los mismos errores y continúe con lo que había aprendido de esos errores, y al final termine diciendo que es lo que me había ayudado a mejorar.
Me hubiera encantado que alguien me hubiera dicho lo que le estaba transmitiendo a este joven, me hubiera ahorrado mucho tiempo.
Después de un tiempo me invito a verlo jugar. Yo estaba emocionado esperaba ver los frutos de mi enseñanza, pero para mi sorpresa a este joven no le habían gustado mis consejos y el tenía listo su “plan B”.
Terminando el partido me confesó que no le gustaron mis consejos y optó por el que él creía era lo mejor.
Esto mismo hacemos con Dios, el nos mando su plan, es decir la Biblia, el nos da instrucciones en ella sin embargo nosotros pensamos que su plan no es bueno, entonces empezamos con un plan B, o quizás decimos: “Bueno Dios tu plan está genial, sin embargo le faltan algunas mejoras”.
Muchos de nosotros estamos usando un “plan B”, o quizá estamos usando muchas mejoras a los planes de Dios.
La cosa es sencilla, el plan de Dios es el AMOR, recuerdan: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Biblia”1
Este es el plan de Dios, en esto debemos de enfocarnos. Los fariseos se están quejando de los discípulos por no lavarse las manos. En realidad el problema no es no lavarse las manos, miren mi esposa cada rato me regaña por no lavarme las manos, y creo que tiene razón porque me ama y no quiere que me enferme.
Pero no es el caso de los fariseos, ellos quieren perjudicar a los discípulos de Jesús, por esta razón Jesús contesta diciéndoles que los fariseos están peores, quieren agradar a Dios pero en realidad lo están ofendiendo, no están actuando con amor, en lugar de ayudar a su padre y a su madre, usan de excusa que es una ofrenda para Dios.
Jesús no está diciendo que ofrendar está mal, a donde está apuntando Jesús es hacia el amor.
Hay personas bien lindas que ayudan mucho en la iglesia, pero en su casa no ayudan nada, en la iglesia lavan, barren cocinan, trapean, dan dinero, están de buenas, y en su casa todo lo contrario.
Si alguno dice: Yo amo a Dios, y odia a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 2
¿Tú qué plan estás usando? ¿Plan de Dios o plan B?