“Y añadió: ¡Qué buena manera tienen ustedes de dejar a un lado
los mandamientos de Dios para mantener sus propias tradiciones! Por
ejemplo, Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldiga a
su padre o a su madre será condenado a muerte. Ustedes, en cambio,
enseñan que un hijo puede decirle a su padre o a su madre: Cualquier
ayuda que pudiera haberte dado es corbán(es decir, ofrenda dedicada a
Dios). En ese caso, el tal hijo ya no está obligado a hacer nada por su
padre ni por su madre. Así por la tradición que se transmiten entre
ustedes, anulan la palabra de Dios. Y hacen muchas cosas parecidas.” Marcos 7:9-13 (NVI-1999)
Me encanta jugar basquetbol, y en honor a la verdad debo decir que no
era tan mal jugador. Fue por eso que hace poco un joven se me acercó
para pedirme consejos para poder tirar mejor el balón y anotar a la
canasta. Lo hice con gusto y le enseñé lo que a mí me costó más de diez
años en aprender en menos de 30 minutos.
Le explique primero lo que hice mal para que no cayera en los mismos
errores y continúe con lo que había aprendido de esos errores, y al
final termine diciendo que es lo que me había ayudado a mejorar.
Me hubiera encantado que alguien me hubiera dicho lo que le estaba transmitiendo a este joven, me hubiera ahorrado mucho tiempo.
Después de un tiempo me invito a verlo jugar. Yo estaba emocionado
esperaba ver los frutos de mi enseñanza, pero para mi sorpresa a este
joven no le habían gustado mis consejos y el tenía listo su “plan B”.
Terminando el partido me confesó que no le gustaron mis consejos y optó por el que él creía era lo mejor.
Esto mismo hacemos con Dios, el nos mando su plan, es decir la
Biblia, el nos da instrucciones en ella sin embargo nosotros pensamos
que su plan no es bueno, entonces empezamos con un plan B, o quizás
decimos: “Bueno Dios tu plan está genial, sin embargo le faltan algunas
mejoras”.
Muchos de nosotros estamos usando un “plan B”, o quizá estamos usando muchas mejoras a los planes de Dios.
La cosa es sencilla, el plan de Dios es el AMOR, recuerdan: “Amarás
al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu
mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante
a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos
penden toda la Biblia”1
Este es el plan de Dios, en esto debemos de enfocarnos. Los fariseos
se están quejando de los discípulos por no lavarse las manos. En
realidad el problema no es no lavarse las manos, miren mi esposa cada
rato me regaña por no lavarme las manos, y creo que tiene razón porque
me ama y no quiere que me enferme.
Pero no es el caso de los fariseos, ellos quieren perjudicar a los
discípulos de Jesús, por esta razón Jesús contesta diciéndoles que los
fariseos están peores, quieren agradar a Dios pero en realidad lo están
ofendiendo, no están actuando con amor, en lugar de ayudar a su padre y a
su madre, usan de excusa que es una ofrenda para Dios.
Jesús no está diciendo que ofrendar está mal, a donde está apuntando Jesús es hacia el amor.
Hay personas bien lindas que ayudan mucho en la iglesia, pero en su
casa no ayudan nada, en la iglesia lavan, barren cocinan, trapean, dan
dinero, están de buenas, y en su casa todo lo contrario.
Si alguno dice: Yo amo a Dios, y odia a su hermano, es mentiroso.
Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a
Dios a quien no ha visto? 2
¿Tú qué plan estás usando? ¿Plan de Dios o plan B?
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